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Estoy aquí y percibo
la grandeza del día

POR SI ACASO


(Por si acaso se acaba el mundo, lo dejo escrito). Por si acaso morías de esto o de aquello, se vivía en un sin vivir. Por si acaso te invadían piojos o liendres, te embadurnaban en zeta-zeta. Por si acaso el frío, por si los sabañones y las bronquitis, te embutían en aquellos marianos que picaban a rabiar, en la camiseta de felpa, una capa encima de la otra, dos pares de calcetines, el pasamontañas, el abrigo y la bufanda o papeles de periódico entre prendas y pelleja. Por si aquello. Por si lo otro, había que llevar siempre una muda limpia, decente, aunque por fuera los pantalones no se vieran muy nuevos, aunque por la puntera de los chanclos o las zapatillas te saliera el dedo gordo, aunque las rodilleras y las coderas se vieran un poco gastadas. Pero la muda…, por si acaso te atropellaba un coche, por si acaso te daba un mareo, por si por cualquier cosa o cualquier caso: la muda limpia, la muda encima de la butaca, y: múdame esa muda. Por nada y por todo, por si acaso.

Por si te atacaban las lombrices, por si acaso el vientre se resentía, por si te pudrían los dientes y se dañaban las muelas, por si acaso te salía una erupción, por si te congestionabas y vomitabas la cama, por si te empalagaba el exceso: nada de dulce, azúcar lo mínimo, chocolate de pascuas a ramos, nada de leche condensada, nada de lo bueno porque todo era muy malo, así que: nada de nada. Eso sí, todas las mañanas, un buen vaso de Sansón o de Quina santa Catalina con una yema, por si acaso la anemia, por si la debilidad, por si te destemplabas o por si qué sé yo.

Por si acaso venía alguien por si acaso alguno enfermábamos, una caja de pastas y unas galletas exquisitas y una botella de moscatel. Pero que ni tocarlo, por si acaso el médico, por si acaso unos familiares, por si acaso el practicante, por si acaso un velorio, una urgencia, un aprieto. Por si acaso, bajo llave. Y si vas a casa del vecino, ni se te ocurra pedir.

Por si acaso la espichabas si se cebaba contigo la tuberculosis, por si las moscas y la escarlatina, por si las tripas se perforaban, por si un cólico te dejaba seco. Por si estallaba otra Enemiga, por si un terremoto, por si una desgracia, por si un castigo del Señor, por si un cataclismo, por si otro diluvio, por si una epidemia, por si una plaga, por si lo que pudiera ser, fuimos bien “porsiacaseros”.

(La Nueva España, 05-11-2016)

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