Hace 25 años un joven profesor de latín de la facultad de Filología de la Universidad de Oviedo obtenía el accésit del Premio Adonáis de Poesía con su obra "Vengo del Norte". Aquel 1992 Aurelio González Ovies ganaba también el premio Juan Ramón Jiménez con su libro "La hora de las gaviotas". Un cuarto de siglo después, el Fondo de Cultura Económica reedita aquel accésit del Adonáis del que era imposible conseguir un ejemplar. El poeta, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, presentará esta nueva edición hoy a las 19.00 horas en la librería Cervantes.
- ¿Por qué ahora?
-Fue una casualidad. María García Esperón, con quien publiqué el "Diccionario de mitos clásicos", que también se reedita, iba en un avión leyendo "Vengo del Norte". A su lado viajaba un hombre que se interesó por el libro y dijo sentirse muy identificado. Era un responsable del Fondo de Cultura Económica, se puso en contacto conmigo y me propuso reeditar el poemario que se había agotado en 1994.
- ¿Y el libro ha aguantado el paso de esos 25 años?
-Creo que está muy vigente. Es un libro sobre el problema de identidad que tenía Asturias hace 25 años y que sigue teniendo. Lo escribí cuando empezaba a trabajar en la Universidad y para mí era muy doloroso ver cómo los compañeros se tenían que ir de Asturias porque la región no ofrecía nada. Es un largo poema épico dramático, una manera de pedir socorro a la muerte de Asturias
- ¿Y esa crisis se arregla con poesía?
-Si en Asturias todo fuera mejor nos dormiríamos y madrugaríamos con poesía. Lo tenemos todo, tenemos el paisaje, tenemos una lengua materna muy potente. "Vengo del Norte" es un canto a la naturaleza, es un canto de identidad para una región.
- Habla de la lengua materna pero el libro está escrito en castellano.
-Sí. Aunque "Vengo del Norte" esté en castellano hay muchas palabras en asturiano. Son dos lenguas iguales.
- ¿Se necesitan más versos y menos proclamas?
-Lo que necesitamos es hacer poesía para el pueblo pero también un pueblo con poesía. Necesitamos una poesía que sea como la lluvia, el pan y la luz, no una poesía hermética. Todo viene del pueblo y va para el pueblo.
- ¿Pero todos nos queremos ir al sur y escapar de esa lluvia?
-No. Lo que debe hacer Asturias es abrir fronteras desde dentro, desde ella misma. Eso es lo que cuenta el poema, es un canto a la tierra y a esa necesidad de abrirse.
- Pues parece un poema de amor, a la mujer, a la familia...
-Sí, es un poema de amor pero de amor a Asturias. El "ella" que recorre toda la obra es la región.
- ¿Un libro un tanto tenebroso?
-En el libro están las tinieblas de la región, pero también las del espíritu, como en toda la poesía. Esas tinieblas son un vínculo con la tierra pero por encima de todo es un canto de amor que busca un mundo nuevo. Narra la reconstrucción arqueológica de la historia de Asturias comulgando con lo cotidiano y con lo humano, una expedición hacia el interior que entronca con mis referencias poéticas como Antonio Gamoneda.
- ¿Le hace ilusión que se reedite el libro?
-Mucha. Además se va a publicar en muchos países de Latinoamérica, es una manera de ver mi propia tierra, Bañugues y Asturias, redistribuida en espacios muy lejanos y eso me emociona. Si a alguien le llega un solo verso de los que componen el poema...
- ¿En 1992 publicó también "La hora de las gaviotas"?
-Sí. Un año lejano, un libro que voló solo.
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