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Estoy aquí y percibo
la grandeza del día

Díptico de luz



El mundo. Oirás

tantas cosas sobre el mundo...,

¡tantas palabras...!

Pero el mundo no existe.

No lo busques.

No es más que una manera

de insinuar lo infinito,

como a lo que nos moja,

que le decimos: agua.

Como a lo que nos vive,

que lo llamamos voz.

Como a lo que nos queda,

que pensamos: camino.

Como a lo que está hueco

y es, pero vacío,

y que nombramos: nada.

La libertad. Oirás

tantas cosas sobre la libertad...,

¡tantas palabras...!

La libertad no existe.

No la busques.

Percibirás a veces su galope.

Sentirás que, algún día, te sobrevuela.

Te mentirá. En tus pies

te hará sospechar sus alas.

Perseguirás el humo, abrazarás

la niebla,

rozarás levemente la nostalcia

de los planetas. Y de pronto

la llaga. Enseguida la herida

de tus correas.

Lo nuestro -y es muy poco- está

sobre la tierra.

(Del poemario Entonces)

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