Recuérdale a la vida que hemos estado juntos, que teníamos una casa rodeada de hortensias y un perro y unos árboles que no sabrán estar eternamente solos. Recuérdale a la vida que ha de acercarse aquí alguna tarde a podar nuestra ausencia, a recoger tu ropa, a deshojar la sed de nuestro pozo.
Recuérdale a la vida que hemos querido tanto aquellas cosas y lo dejamos todo.
(La hora de las gaviotas)
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