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Estoy aquí y percibo
la grandeza del día

VI, de 'Vengo del norte'


Desde el I.E.S. de Noreña nos llega este poema en la voz de María de Paz.

¡MUCHAS GRACIAS, María!


DESDE las ventanas de tu cuarto

verás esa llanura donde habitan los hombres

que no tienen a nadie,

esos seres que escancian la nostalgia en las cubas sin fondo

de la niebla.

Verás todos los faros de la mitología

y a todas las esposas que esperan el regreso de los barcos.

Ha llegado a tu piel la primavera, ha llegado la pascua

a los laureles de tu aliento;

tendrás que bendecir estos terrenos

con la oración que traes escrita en el cansancio.

Ha llegado el momento de que pintes las flores

con el betún reciente de tu lengua materna

y pongas a los sauces a llorar para siempre.

Te nombrarán la dueña del espacio silvestre,

la artesana del polen,

la molinera azul de todos los panales

y cada abril que venga te pedirá permiso

para hacer el amor sobre la tierra.

Aquí serás feliz yéndote con las fuentes a conocer

lo efímero,

a comer fresas ácidas a los ocasos,

a bailar en las fiestas que hacen los campesinos.

Serás feliz y hermosa

y verterás dolor al tinte de las malvas

y llevarás pendientes como los manantiales

y te deshojarás toda en noviembre.

Estaremos tan sanos que en cada aniversario

la edad no llegará porque habrá nieve

y pasarán los años con el retraso de las indecisiones.

Desde las ventanas de tu cuarto

verás la enredadera de la costumbre trepando vida arriba

y no echarás de menos tu estancia en otra parte.

Jamás serán los días un eco indiferente

de las agrias campanas de los abutilones.

Quedaremos aquí,

apoyados en estos corredores donde cura el futuro.

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